PEPO
Entró en mi vida con el nuevo siglo, con la alegría de un nuevo año de futuros inciertos pero esperanzadores y se quedó en ese hueco reservado en tu corazón para los buenos amigos, para la buena gente que no pide nada a cambio de nada. Para los que siempre dan, con esa sonrisa bondadosa que guardamos en los recuerdos como el más preciado tesoro.
Pepo y Cesar, Cesar y Pepo… antes de conocerlo físicamente, ya era uno más en mi casa pues su inseparable Cesar lo había introducido en mi vida, hablando de él con admiración y cariño.
Lo conocí con su proyecto percha-cuadro y lo admiré, “Yo seré como Van Gogh, – me dijo – mira la producción artística que tengo y no vendo nada – se reía- cuando me muera, mis nietos serán millonarios.
Podría prolongarme con anécdotas y recuerdos, como cada uno de nosotros, sus amigos, los que lo queremos, para los que Pepo sigue presente y seguirá. Podría hablaros de los vinos compartidos con amenas charlas, las visitas inesperadas con su inseparable Cesar, mi amigo, su amigo. Mil recuerdos se agolpan en mi mente, pero sin duda uno de los momentos en los que más orgullosa me he sentido de ser su amiga fue el pasado mes de julio.
Quedé a comer con mi antiguo grupo de trabajo “Tirant a Blanc” en Xativa, hacía mucho tiempo que no nos veíamos y teníamos mucho que contarnos, pero con el primer vino que nos sirvieron tras interesarnos por nuestras respectivas familias preguntaron – ¿Y Pepo?, ¿que es de él? Os aseguro que sentí un orgullo infinito de ser su amiga. De todos los que participamos en Catarte, mis compañeros solo me preguntaron por uno, Pepo, el que les abrió las puertas de mi casa como si fuera suya, el que se puso el delantal color vino para cocinar sus pinturas, el que compartió vinos, charlas y ternura. Sólo hablamos de él, de Pepo, nadie recordaba a las “firmas de pincel fino” que asistieron al evento, solo a Pepo. Caló hondo en sus vidas como en la de todos nosotros.
Mi corazón sigue conservando ese huequecito lleno con la sonrisa de Pepo, la persona que junto a su inseparable Cesar ha estado cerca en los peores momentos que me ha dado la vida y en mis mejores momentos. Siempre cerca, Pepo.